Autónomo societario, ¿qué significa y qué beneficios conlleva?

Saqqara Informática   |   29 septiembre 2023   |    5 MINUTOS DE LECTURA
<span id="hs_cos_wrapper_name" class="hs_cos_wrapper hs_cos_wrapper_meta_field hs_cos_wrapper_type_text" style="" data-hs-cos-general-type="meta_field" data-hs-cos-type="text" >Autónomo societario, ¿qué significa y qué beneficios conlleva?</span>

A medida que las estructuras comerciales evolucionan y se adaptan a las cambiantes condiciones económicas y legales, surgen nuevas formas de organización empresarial que pueden ofrecer beneficios significativos para los emprendedores y empresarios. Si estamos pensando en emprender un negocio tenemos que saber que lo podemos hacer de dos formas. En primer lugar como empresario individual persona física y en segundo lugar como sociedad mercantil (limitada o anónima, entre otras).

En la segunda de las formas es donde entra en juego el papel del autónomo societario. Para entender correctamente el concepto, primero debemos desglosar sus componentes. Por un lado, un autónomo es una persona que realiza una actividad económica por cuenta propia, sin estar vinculada a una relación laboral dependiente. Un autónomo es responsable de su negocio y de sus propias obligaciones fiscales y legales.

Por otro lado, una sociedad es una forma legal de organización empresarial en la que dos o más personas (socios) se asocian con el propósito de llevar a cabo actividades económicas en conjunto. En una sociedad, los socios comparten las ganancias y las pérdidas, y pueden asumir diferentes roles y responsabilidades dentro de la empresa.

Por lo tanto, este tipo de autónomos son personas que realizan actividades económicas por cuenta propia, pero que eligen estructurar su negocio de manera similar a una sociedad, involucrando a otros socios en el proceso. Esta figura combina elementos de la autonomía individual con la colaboración empresarial, y ofrece una serie de beneficios específicos.

¿Qué es un autónomo societario?

Como acabamos de comentar, el autónomo societario es una persona que trabaja en régimen de autónomo y que ha constituido una sociedad mercantil. Hay que destacar que no todos los socios tienen la obligación de estar dados de alta como autónomos. Solo los que estén obligados por ley deberán cotizar en el régimen de trabajadores autónomos, incluso si perciben una nómina de la sociedad por trabajos realizados. 

Estos son los supuestos que contempla la ley para que un socio de una empresa esté obligado a darse de alta como autónomo:

  • Tener en posesión al menos el 25% del capital de la sociedad y llevar a cabo labores de dirección o gerencia.

  • Tener al menos el 33% del capital de la empresa y trabajar en ella.

  • No tener participaciones, pero convivir con uno de los socios con mínimo el 50% de capital.

La diferencia sustancial de este tipo de autónomos respecto a un autónomo persona física, es la limitación de responsabilidad. El autónomo persona física tiene una responsabilidad ilimitada, es decir, si se incurre en deudas el autónomo debe responder con todos sus bienes presentes y futuros. Sin embargo, una sociedad mercantil permite limitar esta responsabilidad. 

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Tipos de autónomos societarios

Encontramos los siguientes tipos de autónomos societarios:

  • Los que son socios administradores. En el caso de los autónomos que tienen al menos un 25% de las participaciones de la sociedad y que desempeñan el rol de dirección ejecutiva. Su remuneración no será en forma de nómina sino que será una factura emitida de forma mensual. 

    En el caso de que el autónomo posea menos del 25% de participaciones, será posible emitir una nómina mensual pero no cotizará bajo el Régimen General de la Seguridad Social, sino bajo el Régimen General Asimilado.

  • Los que carecen de roles ejecutivos. En estos casos dependerá del tanto por ciento de participaciones que el autónomo posea:

    o    Menos del 33% del capital social: si el socio trabaja en la empresa puede  cotizar y estar dado de alta en el Régimen General de la Seguridad Social.

    o    Más del 33% del capital social: en este caso el socio debe darse de alta como autónomo y emitir factura mensual a la empresa.

A su vez, este tipo de autónomos pueden estar vinculados a distintos tipos de estructuras societarias, las cuales pueden adoptar varias formas legales:

  • Sociedad Limitada (SL): La Sociedad Limitada es una de las formas más comunes de estructura societaria en nuestro país. En este caso, el autónomo es el único socio de la SL y, por lo tanto, tiene control total sobre la empresa. La principal ventaja de esta estructura es que ofrece una limitación de responsabilidad, lo que significa que el patrimonio personal del autónomo no está en riesgo en caso de deudas empresariales. La Sociedad Limitada Unipersonal (SLU) es una variante de la SL que permite la creación de una sociedad con un único socio.

  • Sociedad de Responsabilidad Limitada (SRL): Similar a la Sociedad Limitada, la Sociedad de Responsabilidad Limitada (SRL) permite a un autónomo tener una estructura empresarial con responsabilidad limitada. Puede haber más de un socio en una SRL, y los socios comparten las ganancias y las pérdidas según lo acordado en los estatutos de la empresa.

  • Sociedad Anónima (SA): Aunque menos común para autónomos, la Sociedad Anónima (SA) es una estructura empresarial que involucra a accionistas en lugar de socios. Los autónomos pueden optar por crear una SA si buscan financiación a través de la emisión de acciones en los mercados de valores. Esta estructura puede ser más compleja y está sujeta a regulaciones más estrictas que las sociedades limitadas.

  • Sociedad Civil (SC): Una Sociedad Civil (SC) es una estructura que permite a dos o más autónomos unirse para llevar a cabo actividades económicas en conjunto. Aunque ofrece menos limitación de responsabilidad que las sociedades limitadas, es una opción para autónomos que desean colaborar en un proyecto o negocio sin necesidad de crear una sociedad mercantil.

  • Sociedad de Responsabilidad Limitada Laboral (SLL): Una Sociedad de Responsabilidad Limitada Laboral (SLL) es una variante de la SRL que se caracteriza por tener una plantilla de trabajadores contratados. Esto permite a los a esta figura de autónomos combinar la gestión empresarial con la contratación de empleados y puede ser relevante en empresas que desean operar con una estructura laboral.

  • Sociedad de Responsabilidad Limitada Nueva Empresa (SLNE): Es una forma de Sociedad Limitada diseñada específicamente para empresas de reciente creación. Ofrece ventajas fiscales y administrativas para facilitar el inicio de actividades empresariales.

  • Sociedad Profesional (SP): Este tipo de sociedad está reservada para actividades profesionales reguladas, como la medicina, la abogacía o la arquitectura. Los autónomos societarios que ejercen profesiones reguladas pueden optar por esta estructura que les permite colaborar en la prestación de servicios profesionales.

  • Sociedad Cooperativa (SC): Son estructuras que permiten a los autónomos unirse en una entidad cooperativa con el propósito de llevar a cabo actividades económicas y compartir los beneficios de manera equitativa. Las cooperativas se basan en principios democráticos y participativos.

Es importante destacar que la elección de la estructura societaria adecuada depende de varios factores, como la naturaleza del negocio, el número de socios, los objetivos de crecimiento y las preferencias personales. Cada una de estas estructuras tiene sus propias características, requisitos legales y fiscales, por lo que es fundamental contar con asesoramiento legal y financiero antes de tomar una decisión. Además, las regulaciones pueden cambiar con el tiempo, por lo que es importante mantenerse siempre actualizado sobre las opciones disponibles y las obligaciones legales.

Beneficios de ser autónomo societario

Ser este tipo de autónomo conlleva diversos beneficios que pueden ser atractivos tanto para emprendedores individuales como para pequeñas empresas. A continuación, exploraremos algunos de los principales beneficios de esta figura:

  1. Limitación de responsabilidad: Uno de los beneficios más destacados de ser un autónomo societario es la limitación de la responsabilidad. Las sociedades limitadas ofrecen a los socios una protección personal limitada en caso de deudas o demandas contra la empresa. Esto significa que el patrimonio personal de los socios generalmente no está en riesgo más allá de su inversión en el negocio.

  2. Mayor acceso al capital: Al involucrar a otros socios en el negocio, los autónomos societarios tienen acceso a una fuente adicional de capital. Esto puede ser crucial para financiar el crecimiento, la expansión o la inversión en nuevos proyectos. Además, al compartir los costes y riesgos con otros, se pueden emprender proyectos más ambiciosos.

  3. Diversificación de habilidades y recursos: Al asociarse con otros socios, un autónomo de este tipo puede aprovechar la diversidad de habilidades y recursos disponibles en el grupo. Esto ayuda a mejorar la toma de decisiones, la ejecución de proyectos y la resolución de problemas.

  4. Facilidad en la sucesión empresarial: En una estructura de autónomo societario, la sucesión empresarial puede ser más sencilla de gestionar. Si un socio decide retirarse o vender su participación, generalmente es más fácil encontrar un reemplazo adecuado que en una empresa unipersonal.

  5. Mayor credibilidad y acceso a mercados: En algunos casos, tener una estructura de sociedad puede otorgar mayor credibilidad a un negocio. Esto es especialmente beneficioso cuando se busca acceder a mercados internacionales o trabajar con clientes corporativos que prefieren tratar con empresas estructuradas de manera formal.

  6. Posibilidad de beneficios fiscales: Dependiendo de la estructura específica de la sociedad, este tipo de autónomos pueden beneficiarse de ventajas fiscales, como deducciones empresariales o una carga fiscal potencialmente más baja en comparación con los trabajadores autónomos individuales.

  7. Facilita la captación de talento: En una estructura de sociedad, es más fácil atraer y retener a talentos clave. Los potenciales empleados pueden ver la participación en una empresa como una inversión en su futuro, lo que aumenta la calidad del personal contratado.

  8. Mayor flexibilidad: Las sociedades disponen de una mayor flexibilidad en términos de operaciones y toma de decisiones. Los socios pueden acordar sus propias reglas y estructuras de gobierno interno.


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